Con la llegada del verano estamos deseando ir a la playa y broncearnos bajo el sol, pero debemos tomar una serie de precauciones, ya que está demostrado que la radiación ultravioleta es el principal factor ambiental en el desarrollo del cáncer del piel.
Durante la infancia, el daño producido por los rayos ultravioletas tiene una repercusión aún mayor, tanto para el riesgo de padecer cáncer cutáneo como para el envejecimiento prematuro de la piel. Además su efecto es acumulativo, por lo que cada vez que nos quemamos la piel el daño se va sumando, ya que la capacidad de reparación de la piel es limitada.
A continuación os detallaremos unas medidas de prevención:
- Evitar la exposición solar durante un espacio de tiempo prolongado y procurando que ésta no sea en las horas centrales del día (de 12 a 16 h).
- Conviene tomar el sol de forma progresiva y no querer broncearnos el primer día.
- Deberemos evitar cualquier exposición directa al sol en los menores de 6 meses. En menores de 3 años ésta deberá ser bastante limitada y con protecciones solares tales como gorra, camiseta, cremas fotoprotectoras…
- Echarnos protector solar con un SPF 15 o mayor (dependiendo del tipo de piel), media hora antes de la exposición al sol para que la piel pueda absorberla y renovarla cada dos horas; a ser posible, éste deberá ser resistente al agua. No debemos olvidarnos de las orejas, empeines y dorso de las manos, y echarnos igualmente un protector labial.
- Protegernos los ojos con gafas de sol que absorban la radiación UV.
- Evitar el uso de cabinas bronceadoras, ya que la exposición excesiva a la luz ultravioleta puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de la piel.
En el video podemos ver cómo a las personas que llevan gafas se oscurecen y las que usaron cremas fotoprotectoras se les ennegrece la cara como si de una mascarilla se tratara. También cabe destacar cómo en los más pequeños no se evidencian los efectos negativos del sol.
Thomas Leveritt nos muestra, en un video realizado por las calles de Nueva York, el rastro aún no visible de los efectos del sol en la piel a lo largo de los años. Gracias a una cámara de ultravioleta los adultos y menores que se prestaron a mostrar sus imágenes pueden ver las manchas y pecas que tienen en su cara pero que aún no se aprecian a simple vista.
Dicho esto, queremos evidenciar lo perjudicial de tomar el sol en exceso y sin la protección adecuada, pero del mismo modo queremos dejar claro que tomando las medidas oportunas resulta muy beneficioso para el cuerpo, ya que se generan endorfinas y se sintetiza la vitamina D, lo que permite la absorción del calcio y fortalecimiento de los huesos.