La anestesia es parte fundamental en cualquier intervención quirúrgica y una de las principales preocupaciones que refieren los pacientes, fruto en la gran mayoría de los casos del desconocimiento que se tiene sobre lo que es y cómo actúa.
Y es que la anestesia no ha sido siempre tan segura como lo es hoy en día; el uso de fármacos más potentes y seguros, así como los espectaculares avances en las técnicas anestésicas, ha potenciado la seguridad en los quirófanos. Tanto es así, que en los años 60, la probabilidad de tener un problema serio debido a la anestesia era de 1 cada 10.000 intervenciones, y en cambio en la actualidad esa probabilidad se ha reducido drásticamente a un caso entre 200.000.
El Anestesista. El Médico especialista en Anestesiología y Reanimación será el encargado de proporcionar al paciente las condiciones óptimas para someterse a una intervención quirúrgica, en nuestro caso de cirugía estética, plástica o reconstructiva. Será el responsable de garantizarnos tanto la hipnosis (que el paciente permanezca dormido), como la amnesia (que el paciente no recuerde nada) y la analgesia (que el paciente no sienta dolor) con gran seguridad a lo largo de toda la intervención.
Tipos de Anestesia. Existen tres grandes tipos de anestesia: la general, la regional y la local. La Anestesia General consiste en dormir al paciente con medicamentos, que pueden administrarse por vía endovenosa o por vía inhalatoria a través de los pulmones. La Anestesia Regional es aquella en la que se entumece toda la zona del cuerpo que va a ser operada; hay diversas técnicas, dependiendo de la zona a operar, pero las más empleadas son la epidural y la espinal. Y la Anestesia Local donde el anestésico se aplica directamente sobre los tejidos de la zona que se va a intervenir. En ésta ultima el paciente permanece despierto o con una sedación ligera, pero no recibe sensación dolorosa alguna.
La administración de cada una de ellas dependerá sobre todo del tipo de operación que se vaya a realizar, así como las circunstancias particulares y el estado de la persona que se va a someter a la cirugía (constitución física, enfermedades, estilo de vida, edad, historia clínica, resultado de las pruebas preoperatorias… ).
Antes de la Anestesia. Antes de cualquier operación, es necesario llevar a cabo un estudio preoperatorio para conocer el estado de salud del paciente, la medicación que está tomando y valorar experiencias anestésicas anteriores. Asimismo se le pedirá unas pruebas que suelen consistir en una analítica sanguínea, un electrocardiograma y a veces una radiografía, dependiendo de los factores de riesgo del paciente, su edad y el tipo de intervención a la que se va a someter.
En pacientes sanos y con pruebas preoperatorias normales la valoración preanestésica se realiza comúnmente antes de pasar a quirófano, si bien en pacientes con determinada patología de base como afecciones cardiacas o respiratorias puede ser preciso la valoración previa para estimar la necesidad de establecer pautas de tratamiento o modificación de los ya establecidos para mayor seguridad del procedimiento.
En ocasiones puede requerir al paciente la realización de pruebas preoperatorios más específicas.
Es muy importante que el paciente permanezca en ayunas sin comer ni beber liquido alguno durante las 6 u 8 horas previas a la intervención, ya que al quedarse dormido con la consecuente perdida de reflejos, el contenido gástrico podría pasar a los pulmones pudiendo ocasionar graves complicaciones respiratorias.
Riesgos de la Anestesia. Todas las intervenciones quirúrgicas y todas las anestesias conllevan algún tipo de riesgo, el cual es muy variable dependiendo, sobre todo, del tipo de intervención y del estado físico previo del paciente. Afortunadamente, los accidentes graves son excepcionales.
Qué ocurre durante la anestesia. Una vez que Vd. ha quedado inconsciente, el anestesiólogo comienza realmente con la parte más delicada de su trabajo, que consistirá en controlar sus constantes vitales (principalmente el ritmo cardíaco, la tensión arterial y la respiración) y tratar cualquier alteración que se produzca en su estado físico durante la intervención. Basándose en sus propios conocimientos y experiencia, se servirá de unos sofisticados sistemas de monitorización electrónica y le administrará una serie de medicaciones. Una vez concluida la intervención, se retira la medicación anestésica y se revierten sus efectos.
Después de la Intervención. Finalizada ésta, el paciente continúa monitorizado en el área de recuperación postoperatoria, siempre bajo supervisión médica y con las pertinentes medidas analgésicas, para así evitar las molestias que pudieran ir surgiendo según se acerque el momento del despertar.
Gracias a la pericia de nuestro anestesista, son escasos los pacientes que presentarán náuseas y vómitos tras la anestesia; si pese a las medidas previas realizadas por el anestesista, el paciente presentase este cuadro, se le administrarán los fármacos orientados al tratamiento de éste.
